lunes, 25 de agosto de 2014

ENTRE EL PUEBLO AFROMEXICANO



¿Sabes que hay afrodescendientes en México? ¿Sabes que ellos/ellas son mexicanos? La gran mayoría que habita nuestro país de México ignoran la existencia de nuestros hermanos afros, presentes sobre todo a lo largo de las Costas de Guerrero, Oaxaca, Veracruz. Como se sabe, grupos africanos fueron traídos a tierras del Continente Americano, como esclavos, para que trabajaran las tierras. Al quedarse en nuestras tierras ellos se reprodujeron dando vida a los pueblos afroamericanos que están presentes en los Estados Unidos, México, Centro América y Sudamérica. 

Aquí en México no se sabe cuántos son los afrodescendientes porque nunca han sido contados, pero estudios de la UNAM calculan que la población negra o afromexicana asciende a alrededor de 450 mil habitantes, concentrados en su mayoría en las costas de Guerrero y Oaxaca, aunque también hay población afrodescendiente en Veracruz, en Coahuila y en general diseminada por todo el país. Al igual que los pueblos indígenas, los afrodescendientes sufren de discriminación y racismo, y se encuentran entre la población más marginada del país pero, además, ni siquiera existen oficialmente.
Desde hace más de 20 años este sector de la población está luchando por su reconocimiento. Hay varias organizaciones civiles de negros o afromexicanos (algunos se autodenominan negros y otros afromexicanos o afrodescendientes), organizan eventos, hacen foros, hay instituciones académicas que los apoyan y se han escrito varios libros y diversos documentos sobre ellos, pero hasta la fecha no han logrado mucho. Si bien la Constitución Política del Estado de Oaxaca ya los reconoce y parece ser que en la nueva constitución que se está elaborando en Guerrero finalmente van a ser incluidos, a nivel federal continúan inexistentes.
Las Misioneras Combonianas hemos abierto una comunidad de pastoral afro en la Costa Chica de Oaxaca. Desde hace 3 años nos encontramos allá, haciendo parte de la vida de este pueblo marginado y olvidado. Poco a poco construyeron su casa habitación para desde ahí salir al encuentro de las familias, de las comunidades cristianas, de los enfermos, los jóvenes y niños. La característica de la comunidad es SALIR para estar con el pueblo, al que aman y con el que caminan juntos.
Deseamos que esta comunidad de Hermanas sea presencia viva y alegre de Dios, del Emmanuel que habita en medio de nosotros. Así sea.



lunes, 18 de agosto de 2014

DIOS ME HA AYUDADO A CUMPLIR MIS SUEÑOS...



Hola amigos, soy la hermana Amelia Romo Márquez (conocida como Mellis), soy Misionera Comboniana y realizo mi misión en el Congo en una comunidad llamada Isiro de la provincia Oriental. Ahora me encuentro de vacaciones y he aprovechado para celebrar  mis votos Perpetuos aquí en mi País  (México). Siendo un evento  muy importante en mi vida y un acontecimiento de Iglesia,  quisiera compartirlo  con todos ustedes.  

Hoy haciendo memoria algunos años atrás me parece increíble como el Señor nuestro Dios me ha ayudado a cumplir mis sueños: ser misionera, estar en África y ser Comboniana. Hoy 3 de agosto día de mi profesión perpetua veo en plenitud cumplirse mi último sueño; ser completamente del Señor.

Con el corazón lleno de gratitud hacia el Padre le doy gracias a Dios por la oportunidad que me dio de haber vivido este acontecimiento en mi Parroquia y con los míos. Esto me ha dado la oportunidad de ser testigo de un  gran apoyo brindado por la gente de mi parroquia   y una colaboración con las otras parroquias.  Verdaderamente sentimos que fue un acontecimiento de toda la Iglesia.

Como preparación a este acontecimiento, trabajamos una semana antes en distintas Parroquias realizando la Animación Misionera (San Juan Bautista, San José, Espíritu Santo y mi Parroquia Sangre de Cristo). De lunes a viernes visitábamos enfermos y familias por las mañanas y por las tardes impartíamos temas para niños y adultos. El fin de semana, tomando como centro mi parroquia, se realizo un rosario misionero el sábado y terminamos el domingo con mi profesión Perpetua a las 12 del día. 

Ha sido una gran riqueza para mí ver el entusiasmo y la disponibilidad de las personas para lograr dicho evento. Los días de trabajo y dedicación para su preparación me permitieron gozar y disfrutar en plenitud este gran día.

Mi alegría enorme de sentirme completamente de Dios se engrandeció al contemplar muchos rostros  conmovidos (con lágrimas en los ojos) por vivir una celebración tan diferente y tan bonita a las nuestras. Las danzas, el rito de la profesión y el entusiasmo de la gente hicieron una experiencia  inolvidable y única en cada uno de los presentes.

El día de hoy para agradecer a todos los que me han apoyado en el transcurso de toda mi vocación y lograr  ser lo que soy hasta  hoy; me viene a la mente la imagen de una planta. Comparándome  yo misma con esa planta;  doy gracias a mis padres y a mi familia por cultivar esa tierra, con sus deseos de hacerme conocer a Jesús. Al igual que con su cariño y el respeto de la aceptación de mi vocación. Doy también grandemente gracias a Dios por la semilla plantada  en mí, invitándome a ser testimonio de su Reino. Doy gracias de igual manera a mi congregación “Misioneras Combonianas” por hacer crecer esa semilla con el apoyo que me brindan para formarme, la colaboración en la misión  y particularmente con su afecto. Finalmente quiero dar gracias a la gente de mi misión que me ayuda a obtener la flor de la planta con su acogida, paciencia y afecto.


Con estos sentimientos de alegría, agradecimiento y afecto, quisiera hacerte a ti joven la invitación de no tener miedo a una donación total a Dios por toda la vida. La misión te necesita. Necesitamos fuerzas que sean capaces de dejar todo y dar testimonio de  Jesús.